miércoles, 23 de diciembre de 2020

Sólo había que dejarse probar

Ella dispuesta a irse. Y yo contando los días para volverla a ver. Que no es ni consciente de todo lo que le escribía pero menos aún, de lo que le quedaba por leer. Yo preguntándome cuando volverá. Porque sí, va a volver. Seguro que volverá. Quizás con otros miedos, con otros propósitos, pero va a volver. Y ya no sé si me gusta más la idea de saber que cuando la perdía en el fondo quería que no se fuera, o la de volvérmela a encontrar.


Perdí tres meses en saber que la iba a echar de menos. Tardé tres meses en ver, que me inspiraba más que cualquier pasado reciente. Que cualquier amor roto, que cualquier beso que no se dió. Y así vivo su presente. Bebiéndome su pasado mientras lo contaba. Contemplando como, poquito a poco me iba enamorando de su compañía, que ya no quiero otra, que ya no quiero escribir de nadie más.

Ojalá no se vaya, pensé, antes de que se fuera. Con la terrible idea de que me dedicara unos últimos minutitos más de año. Que ha venido sin querer a curarme este infiel 2020. Que ha venido sin avisar, como me vienen las cosas que escribía de ella sin saber su nombre, sin saber su cara.

¿Y mientras está fuera que hará? ¿En quién pensará? Si no sé si quiera, si ella quería irse de verdad. Ni tampoco sé qué día volverá. Porque repito, va a volver. Y se piensa quedar. El destino lo quiso así. Y no me quiero creer que fuera casualidad. Aunque no sea yo el motivo, pero sí me gustaría ser la justificación. Con eso me conformo, con haber sido parte de razón, con haber sido parte de alguna culpa.

Ahora que lo pienso, qué mal. Que cuatro horas sirvieron para desnudarse sin haber visto cama alguna. Sin haber besado aquellos que tanto vi pintarse pero que no me atrevo a tocar. ¿Qué pensará? Si sólo nos faltó quitarnos la ropa y empezar a sudar. Qué mal. Si en verdad, estaba ahí, en las yemas de nuestros dedos. Sólo había que dejarse probar.

Porque ella me decía que no quería volverse a enamorar, que siempre le dejaron sola, que siempre le fallaron, que siempre piensa que lo malo está por llegar,

Quizás por eso le da miedo el amor. Porque nunca probó el amor de verdad.

Porque ella era siempre la que veía todo desde las cajas de la mudanza, desde puerta pa' dentro, a la vuelta de la esquina de un ya no te quiero, a los pies de un lo tenemos que dejar.

Quizás por eso a los dos nos pilló todo ésto sin avisar.
El fin de año, la vuelta a casa,
O el volvernos a enamorar...

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