domingo, 13 de agosto de 2017

Ahora que tengo tus ganas

Creo que lo guardo todo de ella. Su boca, tan delgada. Sus dientes pequeñitos. Los labios finos como dos líneas acotadas por sus mejillas. Tan sutilmente descaradas, provocadoras de mordidas. Vendedoras de posibles dulces tardes de verano. Besadas por despedidas más que por un deseado amor. Hablo de su cara. De todo lo que le hace ser diferente a las demás. De la que me enamoré en una terraza de verano. De la que guardo un bonito recuerdo.

Guardo sus ojos grabados en mi retina. Sus ojos pequeñitos. Muy a juego con las miradas que nos marcábamos entre cubata y cubata. Amores de vista, como me gusta llamarlo a mí. Ciegos, por aquel entonces, de todo lo que se veía venir. Que corrían lejos de nuestras bocas pero tan permanentes en nuestra mente, que ya es difícil de olvidarse. Olvidarse de olvidarnos. Que aunque suene tan evidente, en los tiempos que corremos no lo es. Que el prefijo nos, ya casi está en desuso. Y aquí nos vemos, donde una que lee, el otro le escribe. Todo, como me enseñaste a amar, sin tacto, sin tocar. Sin estar, pero queriendo estar. Todo guardado. Ya se verá.

Pero, sin embargo, por cada cosa pequeñita de la que me enamoraba tenía otras que eran gigantescas. Y entonces las cajas de la mudanza se quedaron pequeñas. Y empecé a tirar miedos pa' hacerle hueco a todo su cariño. Empecé a reciclar te quieros. Haciendo hueco a lo único que de momento ella me dió. Los abrazos por ejemplo. Los abrazos eran enormes. Fueron enormes. La presencia. Otra que tal ocupa. Que tuvimos que ampliar el salón de la ansias. Como siempre, ella, rompiéndome los esquemas de una vida que ya la sueño con sus imperfecciones. Las que más me gustaron. Porque no es perfecta. Y eso es lo que más me gustó.

Ella no es consciente de todo lo que provoca. Apareciendo, sin ser llamada, a buscarme a cualquier sitio lejos de su cama. Apareciendo en cualquier rincón de mi esperanza. Para hacerla grande. Para mejorarla si cabe. Porque otra cosa que tiene enorme son las cualidades como persona. Es una bonita persona, pero no solo por guapa, que también, sino por buena. Jodidamente buena. Que sin prejuicios te sonríe la primera vez que te ve. Que se deja querer. Y que tiene una pinta de amar que más quisiera yo tenerla ahora aquí en este estrecho sofá.

Ah, se me olvidaba,

tengo tus ganas, que se han hecho un lío con todas las mías...

A ver cuando te las devuelvo...

A ver como las diferenciamos esta vez...


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe bonito...