Nunca he creído en cantos de sirena y siempre que unos labios bonitos venían rogando cariño, yo iba y le daba el doble de distancia, el triple de desconfianza, el cuádruple de excusas y un infinito de letras por miedo a hablar.
...Le escribió bonito...
Relatos para desayunar, para irse a dormir, para vivir, para soñar...
lunes, 31 de marzo de 2025
Una premisa pirata
sábado, 26 de octubre de 2024
Y no la vi venir
Y empiezo a regalarle cualquier mensaje que le sirva para consumir su vicio de volverme a escribir. Enganchada a no sabemos qué, nos comemos algún párrafo previo de ganas. Ya la locura campa a sus anchas por cualquier rincón de su habitación, que huele a sexo, sudor, amor.
No recuerdo haberle escrito de amor a una historia sin principio. Pero andábamos, con cualquier mirada pendiente, con todas las decepciones en un rinconcito de esa cama donde nos volvimos auténticas fieras con hambre y arañazos de arrancar en aquella piel, cualquier sabor que nunca nos supo acompañar.
Y se me cuela entre los labios como si nada, y me recuerda que viene a por mí, a fingir que todo lo vivido fue producto de este presente, como queriendo justificar su presencia en aquella estancia y me devora con su mirada cualquier palabra que añade este texto entre sus nalgas.
Porque no hay nada como no saber, que si viniera,
Yo,
Volvería a escribirle como me enseñó.
sábado, 12 de octubre de 2024
Hispanidad
Venimos a celebrar cualquier atisbo de creernos almirante y lanzarnos a la mar, en busca de una tierra que prometiera cualquier abrazo tuyo. Que ni la Santa María, ni la Pinta, ni la Niña, hubieran surcado océanos en busca de un poquito nuestro, y sumamos prehistoria de desamor que no tuvieron ni final, por no decir feliz. Con una bandera y una pica, clavas tus uñas en mi espalda y me declaras patrimonio tuyo, ejerciendo sobre mí una posesión que roza la hispanidad. Sabes manejar los feudos como Isabel La Católica y le das poder a tus manos, a tus piernas, a tus labios. Donde hubiera fuego, vas a crear ceniza, sí, al revés que cualquier refrán manido, porque arrasas con cualquier sábana que venga a dedicarte tiempo.
Dónde yo me creía el mismísimo,
Cristóbal Colón.
domingo, 6 de octubre de 2024
No era otoño
Esto no era otoño. Porque a estas alturas ya sabíamos eso de que menos por más es menos. Y juraría que no hemos llegado ni a esos intervalos de números, aún naturales, aún sencillos, de detalles finitos. Esto no era otoño, o al menos, aunque octubre nos quiera consumir, no hay nada como sentarse frente a la agenda de tu teléfono y ver, que todo sigue igual de parado que cuando pisaste el último aeropuerto.
Aunque la nostalgia es propia de estas hojas secas, nos faltan recuerdos, risas, fotos. Juraría que en otros años '90, la pelota rodaba por cualquier campo de fútbol, donde tu mirada desde la grada, me metía un gol por toda la escuadra. Me faltan derbis contigo en la cama. Donde siempre ganaba el que peor estaba, el que más lo necesitaba. Y revolotear las ilusiones, las ganas, el marcador, las sábanas.
Recuerdo que algún que otro otoño, te acercabas a mi 'short message service', y me dejabas algún texto corto que decía mucho. Que yo leía lento. Que escribíamos deprisa, como si fuera el año a acabarse. Como si se nos fuera la vida en prolongar esta temporada del año donde no sabemos donde caernos.
Quizás nos curráramos más los otoños,
Porque nos daba miedo el invierno, el frío, la distancia, todo lo que sobró de las relaciones pasadas, la cama vacía, yo qué sé. Supongo que será el miedo a repetir veranos, pasado, heridas. Y eso, digo yo, nos ayudaba a creer en algo más bonito pero con menos sol. Con un toque más de olor a café, chimenea, ropa de abrigo y abrazos largos.
Porque antes, cuando queríamos algo,
Lo buscábamos.
Aunque fuera otoño.
domingo, 29 de septiembre de 2024
Nuestro secreto
Atlántico, recuerdo haberle dedicado mi último adiós. Le abracé poco en ese aeropuerto, y me arrepiento de no haberle dicho que no me soltase.
viernes, 27 de septiembre de 2024
La distancia es un número
Esta nueva temporada de cualquier 'le escribió bonito' va a sonarte a trompetas de guerra, a verdades afiladas, a las marcas de unos arañazos en la espalda, a sexo del vicio, del que devora almas, del que mata callando, a todas esas veces que despacio, te comía los labios sin mirarse la hora. Con esta nueva distancia de las palabras que lees sin que nadie te obligue, vas a pedir clemencia, compasión, consuelo.
Como diría la canción de Siloé, Reza por mí, porque no hay religión que pueda confiarte tantos pecados, tantos besos robados, tanta punta de los dedos rozando una piel ajena en busca de cualquier escalofrío en un otoño, que ya no recuerda nada de aquel verano. Te espero en el infierno, en el más profundo fondo de cualquier decepción, en cualquier cariño ahogado, en cualquier quema de brujas, en cualquier vacío legal de tus sábanas.
Aquí la distancia es un número que va a contarnos la de veces que pudimos comernos algo más que el mundo. Y el amor va a escribirse. Mucho. En la detestable sociedad de los sentimientos creados por el ChatGPT, vamos a contarnos la de veces que nos hubiera gustado mirarse a los ojos, hablarse de la rutina, acabarse un café con pintas de ser un líquido que no se acababa nunca.
Porque no hay nada como perderse en tus huesos. No habría nada mejor que dedicarse tiempo. Aunque la distancia siempre haya sido un número mayor cero. Rompiendo las normas de cualquier matemática que suspendimos en alguna que otra relación de recreo.
El amor da miedo porque el infierno sale muy barato. Y nadie quiere quemarse con la sensación de que todo fueron cenizas. De aquí va a nacer una cuenta atrás contra todas esas palabras que no pudimos decirnos, pero tanto deseamos soltarnos. Que Tinder nos perdone la ofensa, que los lunares de tu piel escriba sin anonimatos ni con ganas de reventa, que Alicante nos recuerde a Málaga, que la moto te la vendió otro, que mis abrazos no fueron en vano, que aún queda amor en alguna tierra mojada.
Bienvenida a la nueva temporada de la que nunca te debiste escapar, de la que nunca debiste darle una distancia,
Porque fuera del infierno,
la distancia,
es solo un puto número.
viernes, 12 de julio de 2024
Cariño de verano
Dos latas en la arena, y un paquete de pipas descorchando gustos, viajes, destripando hobbies, devorando sueños, alimentando risas, bromas, zalamerías, vergüenza, timidez, miedo al amor, diferencias, suspiros que pedían frenar el tiempo, las olas. Rodeados de gente y sin embargo, parecían disfrutar solos, sin preocuparse más allá de la mirada del otro. Allí había colores de dorado en sus labios, esmeralda en su mirada y diamante en su forma de frenar. Porque nunca supo tan bien el conocerse con un reloj de arena marcando lo que todo verano pretende acabar.
Incomprensibles las ganas, el buscarse, que nunca una toalla pudo delimitar tanto apego. La arena invadía el borde de un cariño que sólo supo expresarse en forma de querer estar. Al tiempo no se le pidió más que contase como es habitual; de uno en uno, despacio, con la idea de aprecio concebida como la de comerse un helado, saboreando las partes más dulces, mordisqueando cualquier diferencia entre el frío y los dientes, y aunque alguna vez se pecase de pasado, el presente invadió cualquier atisbo de prometerse cualquier cosa que no se pudiera cumplir en esos cinco minutos entre bromas, preguntas y anécdotas que derretían en miradas al suelo, timidez inocente, encontrar un hueco en cualquier espacio dejado para dejarse llevar.
Recuerdo que la añoranza navegó por la escena final, y aunque no fuese amor de verano, merecía un hueco en cualquier párrafo de haberse esperado encontrar algo bonito sin rozar cualquier atisbo de amor, en letras de cariño de verano, convirtiéndose en algo difícil de borrar. Me imagino que no fue el momento para besarse los miedos, para darle rienda a una casualidad, serendipia, encontronazo, digna de merecerse quizás otro final,
U otro verano,
O cualquier época del año, donde se nos quedó en el tintero, entre otras cosas
Un paquete de pipas aún por acabar.