sábado, 12 de octubre de 2024

Hispanidad

Esquiva, que siempre que te vas por esa puerta, lanzas un beso al aire y guiñas el ojo como si fueras a escribir una nueva historia. Malévola, con ansias de poder, dónde hemos perdido reinos por esas bocas, por esos labios, dónde hemos perdido el norte por esa carretera hasta tus senos, para darnos de bruces contra toda piel, contra toda jurisprudencia hacia tus comisuras.

Eres un libro que busca decir la verdad de todo ese patriotismo que le rezamos a tus curvas. Dónde hemos levantado castillos allí dónde creíamos hacerte reina. Tú, que siempre has odiado esos cuentos de princesas delicadas, vas derrumbando ejércitos de tiburones en esos garitos de las noches de Madrid. 

Venimos a celebrar cualquier atisbo de creernos almirante y lanzarnos a la mar, en busca de una tierra que prometiera cualquier abrazo tuyo. Que ni la Santa María, ni la Pinta, ni la Niña, hubieran surcado océanos en busca de un poquito nuestro, y sumamos prehistoria de desamor que no tuvieron ni final, por no decir feliz. Con una bandera y una pica, clavas tus uñas en mi espalda y me declaras patrimonio tuyo, ejerciendo sobre mí una posesión que roza la hispanidad. Sabes manejar los feudos como Isabel La Católica y le das poder a tus manos, a tus piernas, a tus labios. Donde hubiera fuego, vas a crear ceniza, sí, al revés que cualquier refrán manido, porque arrasas con cualquier sábana que venga a dedicarte tiempo.

Recuerdo cuando avisté una isla lejos de cualquier travesía hacia tus ojos. Y pude escribir en tu piel trozos de una historia que aún no te han contado, de la que aún no supimos toda la verdad,

Dónde tú te creías Las malditas Indias,

 Dónde yo me creía el mismísimo, 

        Cristóbal Colón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe bonito...