sábado, 10 de noviembre de 2018

Un querer infantil

Me gusta como lo dices. Que sale de tu boca como si fuera a devorarme todos los miedos. Me gusta tu forma de decir las cosas. La forma y el fondo. Como cada vez que yo caigo, vas tú y me levantas con algún absurdo roce o mimo. Me gusta que cuando peco de adulto, vienes con todo tu amor infantil a retrocederme en el tiempo. Y parecer que los besos son los primeros, y que los abrazos son esos que nos curaban de adolescentes, de críos.

Me gusta porque al querer le has dado otra dimensión en el tiempo. La de volver atrás sin pisar todo el daño que hubo en medio. Me gusta por el sonido de tu risa que cuando aparece rompe la escena en dos o tres te quieros. Me gusta porque ya no debemos de preocuparnos por las exigencias sino más bien por aprovechar el minutito de tiempo justo para lanzarnos un quiero.

Me gusta porque le hemos quitado la definición al verbo poder. Que ya no pesa más que el otro que tanto nos echábamos de menos. Me gusta porque es un querer infantil digno de cualquier amor añejo. Haciéndonos el amor con tonterías, jugando a buscarnos en medio de una rutina sin patios y sin recreos.

Me gusta porque el amor lo vendes como si ya fuera nuestro. Que no se trata de quererse sino de querernos. Porque nunca antes habíamos compartido versos, pero mira, ya que estamos, aquí aprendamos a leernos, a besarnos.

Que ya que estamos aquí, vamos a querernos sin edad,

Amando como niños chicos,

Jugando como posesos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe bonito...