domingo, 11 de noviembre de 2018

La ilusión tiene alas

Cada uno la ve donde quiere. Un día está en unos ojos verdes con rizados rubios y morenos haciendo una lista de la compra contigo. Otro en el olor a mandarinas de una época que se recuerda como inolvidable. O la que yacía escondida en los apuntes, donde a los márgenes de los folios de estudio se marcaban algunas letras diluyéndome un te quiero con tintas de colores.

A veces la ilusión se adelanta al tiempo. Y te consume antes de lo que quisieras. O te deja para los postres, para los treinta, los cuarenta. La ilusión te marca. Que como si de un tatuaje se tratara se te queda de por vida. Marcada en la memoria del recuerdo. Y la ilusión se viste de sueños rotos. De casas que no se compraron, de animales que no adoptamos o de todos esos niños que un día soñamos tener.

La ilusión de apariencia lenta en el tiempo, de sonrisas rápidas en el recuerdo, que lo mismo te pasea por Granada que por Málaga. Esa que, seguramente hoy, de verla, acabarías otra vez prendado de ella, acaba de tener otro sino para tu vida y la suya. Dos bonitos muñecos.

Porque el amor no entiende de sentimientos, de buena fe o ilusiones en el tiempo. Tú, que cada vez que la olvidas, va y se te aparece en cualquier labio, en cualquier verso, ella va y te recuerda que hubo un día que se dijo, entre lágrimas, adiós. Ese día que la besaste por última vez.

Que sepas, que la ilusión tiene alas y que a veces se va, te deja solo. Es que ella también encontró su ilusión. Que vuela a otro maldito cuerpo, otra familia, otra vida. Y vuelves a ser el que siempre fuiste, un espantapájaros plagado de miedos, de esperanzas. De amor por dar. Clavado donde te dejó. Un campo lleno por regalar.

Pero recuerda que la ilusión tiene alas, como los pájaros, por eso un día puede volar y abandonarnos.
Pero también, porque tiene alas,

Un día, puede volver.

No lo olvides, amor.

No me olvides.

Ly.

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