
Me enamoro de pasados que ya no me quieren y de futuros que ni me ven llegar. Soy infiel al tiempo y a la rutina. Siempre he sentido una gran admiración por los ojalá y los nunca. Siempre te dejan un regustillo a esperanza muchísimo más inquietante que todos los siempre que nos han soltado jamás.
Como ley tengo que, si me buscas, me encuentras. Tengo calor por las noches y frío en todas las relaciones donde la llama se apagó. Guardo en un rinconcito todavía el pañuelo de tu perfume por si algún día pierdo el olfato de tu tez.
No me conoces aunque me hayas insistido, leído o hablado. Y muchísimo menos puedes prejuzgarme por lo que ves. Soy romántico cuando quiero y no cuando quieran. No me gusta querer por querer ni forzar lo que se va a romper.
Siempre he sido más de acariciar que de ser acariciado. Soy más de sueños que de sueño. Más de amar que de ser querido. Me gustan los ojos de cualquier color que me tenga ganas. Y hablando de ganas, me gustan indefinidas y de edición limitada.
Cuando acabo de describirme siempre me gusta dejar una pregunta,
¿Acaso me conoces?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe bonito...