
sábado, 23 de septiembre de 2017
Por qué te quiero en 65 palabras

martes, 12 de septiembre de 2017
Amores de bandazos

Nos han venido amores que se iban, y a veces hemos sido nosotros los que decíamos hasta otra. Hasta luego. Dejémoslo ya. Dejando de lado aquel que más nos quería. Porque sí. Le hemos dicho 'No' a alguien que nos regalaba todos los "síes". Echando la vista atrás sí, hubo amor del bueno, hubo amor de verdad. Tenemos el nombre guardadito en la retina de todos los que les fallamos nosotros. Que hubo un día que fuimos los que dijimos no al amor de nuestra vida. Nos jodemos. Así de tontos fuímos. Así bandazo, tras bandazo nos hallamos en este lugar.
Y se lo negamos al próximo que venga. Porque vete tú a saber por donde nos piensa traicionar. A ver en qué punto empieza a fallar. Nos han convertido en dudosos del todo. Ya no queremos querer. Simplemente nos conformamos con gustar. Egoístamente mucho menos doloroso, más inocuo. Pero a la vez más difícil de saborear. Más insípido. Más de ojos que se miran al espejo que de corazones que te invitan a entrar. Narcisistas del querer. Mentirosos de la verdad.
Así nos va. Dando amores de bandazos entre unos 'likes' y unas preguntas en el 'ThisCrush'. Como si fuéramos los nuevos catálogos del Corte Inglés. Buscándonos los modelitos que mejor nos sientan bien. Cada otoño a renovarse. Cada final de relación, una dieta, un plan y volverse a promocionar. Se nos ha ido el querer a quinto infierno. No hay solución a tanto miedo. Bienvenidos todos, al amor de instagram.
Sólo nos queda confiar. Sólo. Como si fuera tan fácil de realizar. Un verbo tan regular como bipersonal. Que no se trata de medias tintas ni de probar. Aquí no suman los dislikes. Cualquier fallo te devuelve hacia atrás. Se trata de encontrar, ya no te digo el alma gemela, sino una que se venga a dejar enamorar. Rezar porque el caprichoso destino nos ponga en bandeja unos ojos bien verdes que dejamos, de antaño, escapar. Dependemos, ya no sólo del tiempo, sino del sitio, del lugar.
Yo no defiendo los amores de bandazos pero si hay alguno que me lleve hasta tu lugar, ten por cuenta, que me voy a dejar arrastrar. Aunque haya tormentas donde pierda mi navío. Aunque no aparezcas en el mapa que el sino me tenía preparado. Aunque tenga que ir nadando hasta tu orilla.
Aunque lo último que haga sea, volverte a enamorar.
Te invito a dar un bandazo a nuestras vida.
Quién sabe.
Lo mismo es que, amar, es así de árriesgado.
Es así tan de locos. Tan dispuestos de nuevo a naufragar.
martes, 5 de septiembre de 2017
Ya llegará

Es que discrepo mucho con esa frase. Si no ha venido ya, pregunto: ¿por qué iba a venir? Si la vida es tiempo, ¿por qué tengo que perderla en esperar a alguien que no se dignó a venir en su momento? Y no, no me vale eso de que a lo mejor es que no lo sabía. Porque cuando queremos algo, descarados somos un rato. Que todos sabemos provocar. Dar nombres allí donde había cualquier locución verbal. Que se nos ve venir desde Roma. Que cuando vamos a poker, no hay reina de corazones que tengamos que ocultar.
Ya llegará. Como si fuera el final de una etapa. Como si fuera la panacea de todo lo que queríamos. Me niego a pensar que el amor se encuentra esperando. Que no hay que hacer absolutamente nada. Que uno de estos días tontos, te cruzas y ya está. Pensar que es el destino el que te elige cuando, el cómo, y coño, hasta el donde. Midiendo cada paso falso que das. Moviéndote por el tablero como si fueras una ficha. Amor, fila 4, columna E. Jaque, mate.
Con lo bonito que es irse a buscar. Eso de encontrarse bajo sábanas desechas de un hogar. Mezclar el olor del café mañanero con tu aroma particular. Desayunarse.Volver a la cama. Volverse a encontrar. Con lo que gusta, no te digo, salir, sino más bien entrar. Eso de llegar a la vida de alguien sin molestar. ¿se puede? Entrar con ganas. Quedarse. A modo de prueba, empezarse a enamorar. Y ya está. Que no cuesta nada intentarse. Que no cuesta nada amarse ya.
Ya llegará, dicen. Como si fuera a consolarnos dos palabras que unidas son tan falsas como cualquier te quiero atrás. Porque ni llega, ni es ya. El amor hay que provocarlo. Ya basta de esperar.
Te lo digo, ya que lees, porque he ido a buscarte en twitter, en instagram. Te hubiera titulado cualquier escrito atrás. Porque de no tener obligaciones me hubiera plantado en la mismísima puerta de tu casa.
Pero como acostumbras,
No estabas...
Recibiendo la misma respuesta tuya de siempre acompasado por un silencio detrás del;
Gracias por lo de guapa.
Eufemismo descarado de:
No estoy para ti.
No estoy para ti.
Ya llegará.
domingo, 3 de septiembre de 2017
Sin palabras
Hay cosas que no se deberían de tocar. Empezando por tu inseguridad. Esa inquebrantable inseguridad. Cuestionada en mil desamores que intentaron engañarla a modo de premisa contra todas vuestras pasadas promesas. Hablo de tus miedos en forma de defensa. La que te delata como dolida. Como imposible de conquistar.
Desde aquí, desde el otro lado de la cama me doy cuenta de que quizás hay cosas que nunca se debieron tocar. Las ilusiones sin ir más lejos. Debieron quedarse guardaditas en el cajón de la mesita de noche. Con llave. A prueba de ladrones que quisieron robarla nada más marchar.
Me equivocaba al pensar que lo nuestro era cuestión de tiempo. Y entonces empezamos a poner números allí donde sólo había besos. Y le pusimos fecha a cualquier acto institucional. Que si el primer día, que si el primer mes. Que si el primer año desde que te amé. Fechas, fechas y más fechas. Como si nos fueran a devolver todo el tiempo perdido atrás. Eso fue lo otro que no debimos tocar. El tiempo que íbamos a durar.
Después vino el destino e hizo el resto. A ti te mandó a tu tierra, a mí, a cualquier sitio, a cualquier lugar, qué más da...
Con unos cuerpos tan separados, no había manera de podernos tocar. Y el tacto es un sentido más. Pues aún así careció del mismo. Y empezamos a exigirnos hablarnos más. Pero claro, yo escribía cada vez más. Tus ojos cansados, leían cada vez menos.
Hasta que un día, sin tener culpa nadie, tú y yo, nos dejamos de hablar.
Así es como terminan las relaciones.
Sin palabras.
De igual manera,
A como te empecé a amar.
viernes, 1 de septiembre de 2017
Locos

Nos estamos volviendo locos. Porque ni tú ni yo, ni nadie sabe ya lo que hay que hacer. Mírame a mí. Cogí las maletas y me fui a mi suerte. Echando en falta más la compañía que la compañera. Suena sincero, tanto como cruel. Echando de menos la palabra. Echando de menos la lealtad. Pues ya cualquiera nos miente, cualquiera nos vende, cualquiera nos hace el amor a punto de sal. Ese que escuece cuando la herida cicatriza tarde.
Si no, mírate a ti. Buscando versos con los que aplacar tus miedos. Escondiéndote tras una pantalla que te vende como cobarde, como loca de, no sé si de amor, loca por volverme a leer. Mírate a ti, ahí sentada, esperando la alusión a tu nombre, a tu pelo, a tus ojos, a tu piel.
Hoy estoy loco por verte. Estamos locos por vernos. Y cualquiera se lo oculta a la soledad que nos invade el cuerpo. Porque tú estás sola rodeada de gente.
Yo estoy solo por amor.
El que profeso cada noche cuando, escribo de lo nuestro.
El que procuro olvidar para no volverme loco.
De amor.
miércoles, 23 de agosto de 2017
Hablando de olvidarse

Mil veces hemos pecado ante un cuerpo de mujer condenada al cielo. Tenía que ser buena. Porque ya lo que se exige en este renglón es que trate a los tuyos tan bien o igual como te trata la boca. De estas que te arropan en la cama. Que te besan en el sofá. Tiene que ser la que no le dé miedo darlo todo a cambio de nada. Que no iba a ser así pero bueno, al menos que no se venda, ni que cueste tanto dejarse querer. Ni para dar un beso en el cuello. Tiene que sorprender, más que enamorar.
El amor, si se da, que se dé a todas todas. Nada de aparecer tras varias semanas de orgullo desmedido. Ni de ese amor que viene cuando los demás se les fueron. A la porra todas las compañías, y no me refiero telefónicas, que te exigen contrato de permanencia. A todas aquellas que calculan el valor de un mes, que miden el tiempo, que te cobran a final de año. Y te devuelven todo el amor de golpe en forma de recuerdos que olvidar. Un cajoncito lleno de polvo. Y no me refiero a los de suciedad.
Toca escribirse. De escribirse mucho. Hasta tal punto de acordarse de que siempre hubo ahí un nosotros vestido de tú. Decidida, enciendes el teléfono móvil, abres la aplicación, y me mandas un mensaje privado para decirme que estabas ahí. Que si me voy, que si hay lugar en mi mundo para ti. Un rinconcito donde estar. Donde ser.
Ese es el amor que se pide. Uno que escriba sin miedo a. Que inicie más que finalice. Queremos amores que correspondan. Que se esfuercen cada día un poquito más. Queremos contestar. Que nos pregunten. Que nos hagan el tiempo olvidar.
Hablando de olvidar,
Casi se me olvida responderte,
Sí, me voy, ¿te vienes conmigo?
Casi se me olvida responderte,
Sí, me voy, ¿te vienes conmigo?
martes, 22 de agosto de 2017
Amor pa' luego
Una oda a favor de toda aquella que ha venido a quererse de puertas pa' fuera. Por favor, démosle un fuerte vente a toda la que viene a quedarse. Felicidades a la cobarde que leía. A la que se acaba de ir. A toda la que se dejó algún texto a medias. Bueno, a ésa no. A esa que le den. Que le den remordimientos y que vuelva. Más o menos que vuelva a esta altura. Que ya a estas líneas no se va. A la que se da por aludida. A todas las que un día tuvieron una ilusión. A todas esas tontas que se enamoran. Esas que, precisamente, de tontas no tienen ni un pelo.
Basta ya de amor egoísta. Mandemos a la porra a todo aquel que por miedo ha venido a decirnos quizás. Ni un hasta pronto más. Ni un depende de éstos descorazonadores. Ya está bien de tanto amor pa' luego. Que parecemos gilipollas. Que como sigamos así en dos meses se nos van a acabar las excusas. Que como sigamos así, tanto postureo en instagram nos va a devolver de un guantazo todo lo que en realidad somos.
¿A quién queremos engañar? Ya está bien de tanto me quiero. De tanto yo. Dejarse de compartir selfies y empecemos a compartir tiempo. A regalar momentos. Demos me gustas de bocas. Que no cuesta nada hablarse. Que no cuesta nada escribirse. Que no cuesta nada molestarse en contestar. Tanto orgullo. Tanto tick azul, coño. Que parecemos como si fuéramos los únicos que nos mereciéramos atención. Como si no hubiera más peces en el río. Como si fueras la única con bonitos labios de besar. ¡Venga ya!
Parece que nos da miedo. Parece que nos han vendido la cortesía como en un 2x1 que no queremos. Que parece que escribirse es ya casi que pedir matrimonio. Os lo digo porque ya, cualquier hola suena a pedir matrimonio. Que parecemos mongolos tanto ir a la defensiva. Que consumimos la droga de un amor que nos hizo tanto daño que pagamos el plato con cualquiera que viene a invitarnos a una vida de estas de verdad.
Tontas que se piensan que la culpa la tiene el próximo, y no todos los sinvergüenzas a los que anteriormente les dio toda las respuestas que ahora se guardan. Como si su palabra fuera tesoro. Como si nuestro tiempo esperando sus respuesta no valiera tanto como su sonrisa.
Que no cuesta nada intentarlo. Que no se enamora con un cuerpo de gimnasio y un capricho tuyo. Que no hay amores de barbie y ken que duren dos mentiras. Ni flores que te abracen. Que no existe el ligarse. Y que si algún día me comentas aquí abajo en la cajita de comentarios sea nada más que para decirme que me quieres empezar a conocer.
Que no cuesta nada decirse te quiero con mucho sentimiento. Aunque fuera a perderse todo en tus labios. Ahí va mi texto.
A ver si éste los respondes con recelo.
A ver si este amor decides dejarlo pa' luego.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)