martes, 26 de enero de 2021

Nos faltó amor

El amor, a veces, se acaba. Alguien le sabe poner fin a todo ésto que no supimos ponerle nombre. Carpetazo a doscientos treinta y cuatro folios con todos los te quiero que te rozaron la cara, que te acariciaron, en un entonces, el alma. Fin al amor, todas las ganas al rincón. Al rincón de pensar.

Que siempre hemos estado al otro lado de la frase; ya no te quiero. Tus ilusiones, si las tenías, a cualquier cesto de lavar. Todos los méritos repartidos en trocitos incapaces de volverse a juntar. Amor de trastienda, de ropa vieja, de azul casi gris. Fin del nosotros, que acaba con un tú y yo mucho más separado que por una simple y griega.

¿Qué nos faltó? Si lo teníamos casi todo. ¿Qué faltó? Si la vida iba corriendo, la vida iba deprisa. Y nosotros corriendo tras ella. Medio asfixiados por un presente que no supo tampoco ponérnoslo fácil. Quizás faltó eso, faltó respirar. Disfrutar de lo que tuvimos. Faltó vivirlo. Dormirlo con nosotros. Dejarle un hueco entre cualquier beso, entre cualquier hacernos el amor

Faltó respeto. Tanto como sobraron infidelidades. Que allí donde supimos ponérnoslos bien puestos, faltó lo que precisamente sobraba. Faltó valor. Y decirse no te quiero a tiempo. Nos hubiéramos ahorrado un confinamiento, nos hubiéramos quitado la ropa más veces sin miedo. Y hubiéramos encendido más veces la luz en cualquier habitación de hotel. Porque faltó confianza. De la buena, de la que, por mucho que no se diga, está. 

Faltó reciprocidad. Resolver la ecuación y convertirla en igualdad. Que siempre daba la impresión de que la balanza estaba desequilibrada. Pesando más lo que se dio, que lo que se recibía. Y tú siempre en el medio, haciendo del equilibrio un imposible. 

Faltó dedicarse. Esos cinco minutitos castigados contra la pared. De silencios donde las miradas muerden. Faltó palabras. Porque hubo un día que se dejaron de escribir. Y faltó que de vez en cuando, el emisor, fuese receptor y viceversa(de la buena).

Faltó fuego, pasión, garras. Que las heridas fueran más de sangre que de alma. Y faltó intensidad, potencia y menos resistencia. Faltó formularse futuro, pensarse las cosas dos veces. Y faltó casa, trabajo y una vida en común. Faltó ponerse en prioridad y egoístamente, darse valor. Nos faltó un cuidado narcisismo y llamarse más veces jodidamente guapos, decirse más veces follar. De vez en cuando, pelearse a besos.

Faltó que te lo creyeras como yo. Faltó que fuera el último amor. El primero en quedarse.

Faltó que fuera para siempre.

Eso faltó.

Faltó que fuera para siempre.

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