sábado, 5 de marzo de 2016

Amor platónico

Y una leches, un amor imposible. Al diablo todo aquel o aquella que se crea difícil de conseguir. Al cuerno todos esos amantes de sus propios espejos. A todo aquel o aquella que se crea inalcanzable. ¿Desde qué año nos vendieron que el amor es imposible? ¿Quién se ha creído tan orgulloso como para autodefinirse como el amor a seguir?

Hemos escuchado montones de veces eso de amor no correspondido. Y siempre lo asociamos a la idea negativa de que nada funcionó. Que todo se vino abajo. Que olvidarse será la mejor opción. ¿Por qué no se lucha? Si es amor platónico, ¿por qué no se pelea?. ¿Así termina todo? ¿Se acabó? ¿Eso fue lo que te duró una ilusión? ¿Qué te duraron las ganas, un no?

El amor platónico no es el amor inalcanzable. El amor platónico es aquel que te impulsa. El detonante a buscarse una belleza pa`sacarse a la calle y vacilar. Y no, no me refiero a unos ojos bonitos. Yo hablo de la belleza platónica. Ir más allá de tu colorido iris. Quererse por debajo de la piel. Meternos de lleno en el corazón. Tratarse. Quitarse la ropa con respeto. Y hacer, por fin, el amor.

Los amores no son difíciles ni imposibles de conseguir. Nos lo ponemos difícil nosotros. Siempre buscando un lobo al que domesticar. Buscando un amor platónico en cualquier habitación de motel. Ilusos pensando que los besos dicen la verdad. Que la palabras son sinceras cuando el príncipe es de papel de fumar. Platónicos nosotros que pretendemos amar allí donde nunca nos debimos dejarnos tocar.

Es una expresión popular que utilizamos como excusa de usar y tirar. Con un significado de derrota que asumimos como imposible de doblegar. El amor platónico es otro rollo. Es otro concepto. Es como querer conocerse. Descubrirse los cuerpos, desnudarse las almas. Pensar que todo lo que importa es cómo nos vamos a querer, como nos vamos a tratar, como nos vamos a cuidar.

Al final consiste en tener día tras día un amor platónico pero con el mismo cuerpo y el mismo nombre. Que independientemente de las arrugas y años que se le ponga a la idea, siempre tengamos ganas de descubrirla una vez más. Es amor platónico el que es de por vida. El que, así de fácil, te quiera, jodidamente, de verdad.

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