¿Por qué no vienes y me lo cuentas? Al oído. Al borde del labio. En un sitio donde sea muy nuestro. Donde nos dejemos llevar. Vienes y me lo cuentas. Lo que sea. Lo que quieras. Lo que te apetezca. Y nos dejamos de tantas indirectas impuestas, de tantas etiquetas sin talla, sin personalidad.
¿Por qué no vienes y me lo desmontas? El futuro, el pasado reciente, mi vida. Y le pegas tres o cuatro vuelcos a mis 'no sé'. ¿Por qué no vienes y me lo pones todo patas arriba? Y me dejas con el sabor del mañana. Con el gustillo ese que te sienta tan bien de volverte a ver.
¿Por qué no vienes y me buscas? Si sabes donde vivo. Si sabes donde encontrarme. ¿Por qué no vienes y me destapas? Y me dejas a solas contigo en la cama. Buscando cualquier recoveco de niña friolera. Buscando cualquier excusa de abrazo. Cualquier motivo para morder.
¿Por qué no vienes y nos hacemos un directo? De estos sin móvil ni cámara web.Y nos dejamos de tanto postureo fotográfico y nos empezamos a decir las cosas bien claras. Sin excusas ni filtros. A los ojos sin píxeles. A labios que no se vendan bajo un ya poco creíble `te echo de menos´, sino más bien, a unos ojos de estos que te miran a modo de `no te quiero perder´.
¿Por qué no vienes y me provocas? Y me incitas a que vaya a buscarte a cualquier sitio, a cualquier lugar. Tú que bien sabes como me gustas, ¿por qué no vienes y te insinuas? Y te dejas querer en cualquier trocito de sofá. En cualquier esquina donde no podamos escapar. ¿Por qué no vienes y me lo demuestras?
Todo eso de que eres muy buena amiga. Que eres muy buena amante. ¿Por qué no vienes y me lo cuentas?
¿Por qué no vienes...
si siempre te vas?
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