miércoles, 1 de julio de 2020

Me quedo con todo lo malo

Me quedo con todo lo malo. Con todo lo que sufrimos, con todo lo que pasamos. Me quedo con todos los besos sin dar, con todas esas caricias que se quedaron a milímetros de ser dadas. Me quedo con los arañazos a la confianza, con la venganza desmedida, con el amor a trozos, con el cariño partido.

Me quedo a esperarte. A luchar con moratones en el alma, con la nostalgia de encontrarme de nuevo en tus ganas. Vengo a pelear con todo lo malo que se te acerque, a que la sangre de mis heridas sea la cura de las tuyas.

Me quedo con todo lo malo. Todo lo que nos hace más fuerte, todo lo que nos hace cambiar porque nos equivocamos de lo lindo. Nosotros, auténticos drogadictos de quererse de cerca. Aunténticos camellos de exigirse amor.

Me quedo con todo lo que se lloró en esa habitación, en esas sábanas, en ese colchón. Sitio donde se quiso tanto, que poco se dijo, sitio donde, cuando reías, todo lo malo se iba por la puerta sin decir adiós.

Me quedo con todo lo que nos equivocamos. Con todos esos tachones y borrón y cuenta nueva que secamos al sol para volverlos a usar en caso de que todo lo malo se vaya a quedar con nosotros.

Porque no se trata de ser felices para siempre sino de haberse llorado de verdad, de haberse querido en las malas, de querer querer. Ser compañía que para todo está, que para todo se le requiere.

Porque yo me quedo con todo lo malo,
 
Por si algún día nos perdonamos de tanto fallo,

Por si algún día me vuelves a curar,

Con todo lo que se cayó sin querer ahí,

En todo lo malo.

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