jueves, 22 de agosto de 2019

Me quedo a esperarte

Me quedo a esperarte. Aún a sabiendas que puede que nunca vendrás. Pero me quedo a esperarte. Aquí anclo mis maderas, aquí dejo mis velas. Atraco mi vida, mis prisas, mis ganas. Y me siento a ver si vuelves. A ver si apareces por la línea del horizonte, a romperme el norte. Con la desesperanza de que si no vuelves, tomar rumbo y fuerza para volver a echarse a la mar, en busca de cantos de sirena, y curar las heridas con agua de mar.

Me quedo a esperarte. Y sin ningún rencor ni trifulca. Pues no anda mi vida para motines ni naufragios. Que siempre he sido más de quedar que de largarse. Me ha gustado más la espera que las prisas de un mal querer. Más un te quise, que un te querré.


Me quedo con la condición de que si vuelves, no te vayas sin mí. Sin ningún tipo de pretensión, simplemente a acompañarse mucho. A juntarse mejor. Me quedo a esperarte. Porque siempre que no te he echado de menos es porque estaba empapándome de tu presencia. Consumiéndote como si no fuera haber un mañana, como si pensase que esta noche fuera a llegar. Y que cuando llegara e hiciera la vista atrás, pensar que te he amado mucho, que te he querido demasiado, que te he querido a reventar.

Porque no hay más cariño que todo ese que se dejó en el tintero. Ese que nunca se llegó a dar. Ese que hoy mismo te tengo que guardar. Me quedo a esperarte, porque es otra forma de besar. Otro caprichoso destino donde quien se queda la paga. Y aquí no hay monedas en el mundo que pueda pagarme la deuda. Que esperar, te he esperado mucho. Que quedarse, me he quedado por ti.


Por eso me quedo a esperarte, por si me tengo que guardar este papel lleno de tachones, lágrimas y besos sin dar,


Por si vuelves a aparecer,

Para que no se diga que te olvidé.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe bonito...