Porque vas a seguir leyendo como si te fuera la vida en ello. A consumar la droga que una y otra vez te metes pero que callas a voces. Y conociéndote, vas a ir a buscar en este segundo párrafo si en el primero iba de farol, si se iba a quedar en el tintero que tantas veces se gastó hablando de tus labios, hablando de tus no besos, de tantos escritos reflexivos que salían de ti pero que tan poco te autocumplías, que tan poco te reconocías.
Me escribo bonito porque hacía tiempo que me lo merecía, porque hacía como tres o cuatro relaciones que me hacía falta. Me escribo porque puedo. Pero sobre todo porque me quiero. Con todos mis defectos y tantas esas virtudes que me supe encontrar. Que el truco no era mirarse en el espejo sino en el iris ajeno adecuado. Uno que te coloree bien fuerte, que te haga el amor con ganas.
Que amores que matan nunca vuelven. Que amor no correspondido puente de plata. Este escrito va con una sonrisa por bandera, con mi boca a decirte lo mucho que valgo, tus ganas de comerme más de algún sueño. Todas las intenciones puestas en una botella de vino blanco a punto de acabarse, con mis manos acariciando la copa de tus senos de tal manera que ni te des cuenta que éste está a punto de acabarse.
Que más sabe el que te hizo el amor porque te quiso que por diablo. Que más vale amor en mano que cientos volando. Que al amor, amor; y al vino, vino. Porque vas a venir con todas las letras. A pedirme la vez. Aunque sea tarde,
Aunque sea en silencio.
Arrepintiéndote de lo que nunca quisiste leer.
Que ya no te quiero.
Y duele.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe bonito...