lunes, 12 de enero de 2015

La Culpa La Tiene Ella


La culpa la tiene ella. Se presenta cuando le viene en tiempo. Abandona con la misma sutiliza que lo hace esa persona que quieres y aún no puedes. Su presencia es tan efímera como un mensaje de texto o un cruce de miradas con aquella que ansias ver más de lo que lo haces.
La culpa de que esté yo aquí escribiéndole a ella la tiene esa casualidad digna del que quiere convencerse de que acordarse no es casual. Ha cometido el delito de juntar en segundos su aparición con mi añoranza y ambas se han compensado en la mina del lápiz que casualmente caía sobre un folio ya menos blanco.

Ella es la culpable de que nos creamos que esa que está ahí es la definitiva. Ella es la culpable de que nos creamos que aquel suceso inesperado pasase por algo. Y ese algo se lo regalamos al destino como una razón más para autoconvencernos de que ella sí, de que ella es la pieza de puzle que encaja con tu vida, que completaba el mosaico de tus dudas.
Ella es la culpable del pensamiento irracional de que dos sucesos independientes tengan una coordinación digna de ser valorada. Ella es culpable de que cogieras un trocito de tu tiempo y lo utilizaras en el mismo momento en el que yo más lo necesitaba.
Ella, la casualidad, es culpable de ser capaz de otorgarle a cualquier beso, eterno, a cualquier abrazo, no olvidado, a cualquier mensaje, incendiario de "aquí está la que estabas esperando, ya llegó".
Porque ella, la casualidad, es la única culpable de que yo esté pensando en ti como aquella que vendrá, y a su vez, de que me llegue un mensaje, al mismo tiempo, con un contenido ajeno a la intención.
Intención que era "Yo también me he acordado de ti". Y claro, aunque sea casualidad, quién no te dice a ti que la culpa la tenga ella...

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