viernes, 24 de abril de 2020

Mitomanía

Me lo creí. Nos los creímos. Fuimos prisioneros de nuestras propias mentiras. Y caímos en el enredo de que todo lo que fabulábamos fuese verdad. Nunca un subjuntivo nos hizo tanto daño, nunca antes una conjugación terminó tan de golpe contra todas nuestras falsas verdades.

Pero ahí estabas, en la mitad de una bonita tormenta de verano, rompiendo el caos en el que estaba inmerso. A ponerme los sentimientos patas arriba, buscándome sin quererme encontrar. Y yo, inmóvil te escuchaba todas esas promesas por cumplir. A empaparme de tus amores de Roma, de verte en Brasil buscando tiempo, de irme a la India agarradito de tu mano para dejarme en un amanecer que nunca soñamos. Leía tu voz, tomaba apuntes de todos esos sueños que querías hacer realidad. Mis heridas cicatrizaban por ti, que ni venías a curarme ni supiste que estaba herido.

Y descubrí contigo que el equilibrio es imposible, que una vez más te colabas en el centro de la balanza a destrozar el punto de partida, a pronunciar mi nombre con otro acento, con otra intención, con otro sabor. Y roto, me veía como quería más, más de ti, más de algunas de tus utopías que me llevaban contigo a cualquier rincón donde pudiera imaginarnos que estuviésemos allí. Fotos que nunca nos hicimos, viajes que nunca olvidaremos, besos que nunca fueron dados, mentiras que nunca supieron a tanta verdad.

Que de todas esas que me creí la que más me gustó fue la de "Te dejo". Porque siempre me lo habían dicho con mucha verdad, perdiendo toda la ilusión porque fuese una gran mentira. Otro subjuntivo al que mimar. Todas esos ojalá para que nos volviéramos a encontrar, porque aunque tú no creas en las casualidades, yo me monté en el tren de las intencionalidades sin avisar.


Me gusta nuestra mitomanía, esa en la que,
Mientras tú contabas verdades,
Yo me mentía un poquito más, diciéndome a mí mismo,

No me voy a enamorar, no me voy a enamorar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe bonito...