miércoles, 1 de julio de 2015

Volveremos a Ser Amigos


Que nos quedó detrás de las promesas que se quedaron sin cumplir. Que hay tras un baúl lleno de recuerdos, olores, sabores. Tengo el primer beso guardado, ¿sabes? En un pañuelo de blanca seda de borde dorado. Temí un día perderlo y siempre va conmigo, allá donde voy, en el bolsillo interior de mi chaqueta. Pegadito al corazón, a ver si es verdad eso de que el roce hace el cariño.

Duele. Si te aprietas con fuerza los sentimientos y los reprimes en tu pecho, duele. Y mucho. Consuela a veces no pensar. El ahogarse en 33% de alcohol de una botella de whisky añejo de 1980. Ver derretir el hielo de la esperanza, que ya ha perdido su color verde ojos para convertirse en blanco, roto.

Es que a colores no hay quien te gane. Después de todos los que pusimos encima de la mesa, ya no queda más que un garabato con miles de verdes impregnando tus pupilas, unos cuantos marrones llorando mis lágrimas, algún pálido rosado de tu piel, suave, y mi oscura tez, tal como mi destino.

Y las caricias las tengo en cada vello de punta de mi brazo. Ese mismo que te arropaba cuando tenías pesadillas por las noches. Dolía verte sufrir por amores pasados y consolaba sentirse útil viendo como mi respiración placaba tu ansiedad.

Hoy duele besar la seda blanca y dorada. Pero es la única que me recuerda a tus labios. Aún conserva el olor de tu sonrisa. Supongo que todo tiene su momento. Hoy duele saber que volveremos a ser amigos. Como dijiste que iba a ser nuestro amor. Para siempre.

Porque ahora duele escuchar eso de volveremos a ser amigos para siempre, amor.

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